lunes, 21 de octubre de 2013

Un Día Cualquiera

  Escribiré por el simple hecho de escribir. Espero que escribir y desahogarme en un lugar que no creo que nadie lea pueda igualmente servirme, o ayudarme. La cuestión es que día tras día no hago más que encontrarme solo. Ir a clase, volver, hacer la comida y comer, algunos días me tumbo un poco en el sofá, otro días directamente me pongo a estudiar o a tocar la batería, de seis a nueve estudiar, a las nueve una hora de ejercicio, cenar, ducharme, etc y a la cama. No es vida. Mi hermana siempre decía en aquella época en la que salía fin de semana sí, y fin de semana también, que la gente necesita socializar. Sigo pensando que era una escusa. Con 16 años salir todos los fines de semana a beber y demases me parece un poco bastante, pero en esencia el mensaje es cierto. La gente necesita socializar. No estamos diseñados para ser seres solitarios, y necesitamos espacios de ocio con mas gente.
  En mi caso, es cierto que todos los días en clase pues hablas con alguien y tal, y los viernes y los domingos en las reuniones también, pero eso no es socializar. Eso no es ocio. Y sencillamente, un día te has quedado solo. Nadie cuenta contigo para nada. Tu vida es tuya. Sin más. Sin nadie con quien compartir nada. Ni siquiera con tu compañera, porque es incapaz de ver que necesitas desahogarte de vez en cuando. Ella allí, rodeada de gente, que la hace pasar momentos agradables y hacerla olvidar que está en un país lejano. Y ella no quiere ver nada. No puedes decirle nada que se salga un poco de lo normal porque carga contra ti. Da igual que seas el ofensor que el ofendido, ella siempre te va a ver como el ofensor. Y empieza a enfadarse ella contigo. A veces aguantas e ignoras la conversación. Es mejor. Proverbios 17:14 así lo recomienda ''El principio de la contienda es como alguien que da curso libre a las aguas; por eso, antes que haya estallado la riña, retírate''. Pero a veces necesitas decir unas palabras, solo unas pocas, soltar algo de lo que llevas. Pero, obviamente, no se piensa en ti, y las consecuencias son enfados. Tu te retiras, y te vas con la sensación de haber hecho las cosas mal...Pero simplemente es lo que necesitas, que alguien te deje hablar, soltar algo.
  Por otro lado, tienes unas normas que cumplir, y fallas. Y, ¿que puedes hacer? Nada. Eres tú el que ha fallado. Y como no tienes a nadie, también tienes que comértelo tu. Y, aunque tienes un Ser al que acudir, no te sientes con fuerzas en ese mismo instante para hacerlo, ni te crees digno de hacerlo. Que te queda, agobiarte en tu soledad. Porque por mucho que grites, por muy alta y claras que hagas ver las cosas, nadie pone atención a ti.
  Es curioso lo que la gente puede pensar a veces que es la amistad. La biblia lo define bien. ''Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia''. Y es gracioso, que la gente suele decir algo a priori parecido: ''los verdaderos amigos son los que están ahí cuando de verdad los necesitas''. Y yo digo lo siguiente. Si ese amigo hubiese estado ahí cuando tenía que estar ¿lo necesitarías ahora en un momento de bajón? Básicamente, eso es lo que dice ese versículo de la biblia. Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y aclara para el que no le quede claro, que eso también incluye en las malas.
Pero eso es solo secundario. Por poner un ejemplo. Alguien podría decir, Pelayo ahora que está, llamemoslo de bajón, necesita a alguien. El que viniese ahora no seria un amigo. Porque a esta situación he llegado por no tener un compañero verdadero que amase en todo tiempo. Alguien que me tuviese en cuenta para su ocio. Alguien que diese la idea de avisarme para hacer algo. Y bueno, si que hay alguien que aquí me tiene en cuenta de vez en cuando. Pero creo que no es suficiente. Llevo no se cuantos meses sin tener gran cosa que hacer. Antes llegaba algún fin de semana en el que salía, no porque no me avisasen si no porque no salía mucho, de hecho prácticamente todas las semanas se contaba conmigo. Y ahora simplemente nada. Ansío el que alguien me diga, ¿que haces tal día? Pero nadie lo dice. Y es curioso que si se da el caso, no es aquí, en Oviedo, si no en León o en Medina. Y luego mi tía va y me dice: ''Que es que te falta compañía y por eso vas alli'' Jajajaja...es demasiado surrealista todo.
  En fin, nadie va a leer esto me da a mi...Pero al menos he podido expresar algo de lo que tengo que contar, aunque sea a una pagina en blanco, de un rincón perdido en el inmenso mundo de internet. Y por otro lado, recordar esta ultima situación me ha echo sonreír un poco. Porque hoy en día tan solo tres o cuatro personas consiguen hacerlo.
  

                                                                                                                        21 octubre 2013   1:14

miércoles, 31 de marzo de 2010

26,27 y 28 de marzo

Dos días
poco más

Gente que viene
gente que va

Dos días para conocer
para echar de menos
muchos mas

Momentos alegres
Recuerdos inolvidables

Una cara, dos caras
cien caras
Mil retratos

Pequeñas historias
insignificantes
¿por qué tanta importancia?

No puedo explicarlo
trato de calmarme
pero únicamente
veo imágenes

Quiero volver
Quiero estar allí
Quiero repetirlo

¿Porqué tanto ímpetu?
No los conoces
¿Que me esta pasando?

grito a voces

Y las lágrimas siguen
corren, no paran

Quizas sea el cansancio
no lo creo

Y a mi cabeza
vienen nombres
expresiones
personajes

No hallo explicación
ni cuánto durará

Se que me he sentido bien
que me habeís hecho sentir bien
quizás lo necesitase
no lo sé

Sea lo que sea, saber
que esos dos días
siempre los recordaré...

Niños...
Muertos...
Vampiros...
El Coco...
El Hombre del Saco...
Brujas...

El director...
Las ayudantes, ya fuera con megáfono, libreta, etc...
Aquél que dio alojo...

Todos...
Gracias...



Cerzfil (28-03-2010)

domingo, 24 de enero de 2010

FÍSICO Y MENTAL

Físicamente estoy cansado
pero mentalmente estoy exhausto
completamente agotado
sin fuerzas, sin ánimo
para seguir soportando
el duro día a día
que me hace sentir aletargado
confuso y en ocasiones
un tanto malhumorado

Físicamente estoy entristecido
pero mentalmente estoy deprimido
llorando a gritos para ser escuchado
sin alma, apenado
en penitencia me hallo
en oscuridad ando deambulando
vagabundeando
nadando en charcos de lágrimas
hasta haberme ahogado

Físicamente estoy rechazado
pero mentalmente estoy marginado
apartado a un lado
buscando el lugar
donde encontrarme amado
tirado sobre el lodo
porque he sido empujado
recibiendo golpe tras golpe
hasta estar aislado

Pero aún así…
Físicamente estoy en buena forma
capaz de levantar grandes pesos
y mentalmente estoy como una rosa
capaz de llevar una vida feliz
como si en mi interior
no ocurriera ninguna cosa

Pero aun así…
Físicamente hay veces que me rindo
que digo adiós al ejercicio
y mentalmente hay veces que me pierdo
me arrodillo mientras pienso “estoy muerto”
luchando por no verlo todo negro
mi último pensamiento y con él

los ojos cierro

cerzfil (23-1-2010)

sábado, 23 de enero de 2010

"Mar de Amor, Mar de Soledad" cap 3

Tras despedir a su amigo, con quien había estado hasta altas horas de la noche, Sol se dirige a su casa mientras se deja consumir por los pensamientos alterados e incontrolados debidos a la ingente cantidad de ron consumida, pensamientos que casi parecen reales.

Las calles estaban completamente desiertas y sobreiluminadas por tantas farolas. A lo lejos Sol distingue una figura. Era la de una chica que le atraía desde hacía unos diez años. Su estado de embriaguez le hizo sentir en aquellos momentos sentimientos muy profundos, los cuales, hicieron que se enamorara de ella en ese instante.

“Le digo algo, se lo digo”-pensaba con el único objetivo de besarla. Cuando se cruzaron Sol le paró y con voz suave, apagada, cansada por tantas horas de fiesta, e intentando poner un tono cariñoso, le dijo:

-Patricia, ¿puedo decirte una cosa?

-Si claro – contestó ella con la misma voz de cansancio. Naturalmente, ella también venía de haber estado de fiesta, e igualmente un poco embriagada

-Verás, es que… - las palabras no le querían salir - ¿te acuerdas cuando eramos niños y me gustabas?

Patricia se rió y dijo:
-Sí. Me acuerdo que como los demás me cansaban mucho porque no me dejaban de decírmelo deje de hablarte y todo.

Ahora se rió Sol
-Ya, es verdad. Pues…la cosa es que nunca ha desaparecido esa atracción, pero últimamente cada vez que te veo tengo un intensísimo deseo por besarte, porque siempre he querido hacerlo. Tú fuiste la primera chica que ocupó mis pensamientos en cuanto a besar se refiere. La primera en miles de sueños del mismo tipo, y no puedo aguatar más si no lo hago. Casi te lo pido más como un favor que como cualquier otra cosa, y está claro – cogió un poco de aire para decir la última frase - que de aquí no saldría.

Durante medio segundo pareció que se había congelado todo. Sol y Patricia se miraban a los ojos, y Sol decidió acercar sus labios a los de ella. Sol cerró los ojos y con mucha ternura saboreó el labio inferior de patricia con los suyos. Patricia solo había abierto un poco la boca, pero había
mantenido los ojos abiertos.

Sol abrió los ojos mientras volvía a su postura inicial. Ambos mantenían los ojos clavados en los ojos del otro, y de pronto, saltó algo así como una chispa, una chispa que acababa de encender una hoguera. Sol puso su mano derecha sobre la cara de Patricia abarcando su cuello y su mejilla, con la mano izquierda apartó un poco el pelo de la cara de Patricia y a medida que se acercaba para besarla, bajaba la mano hasta la cintura. En los últimos milímetros Sol empujó a Patricia hacia él, y suavemente se besaron.

Sol tropezó con una piedra y volvió a la realidad. Acababa de tener otro pensamiento absurdamente controlado por el alcohol. “¿Cómo me iba a pasar algo tan exageradamente bueno?”, pensaba mientras se reía.

Llegó a su casa y como siempre hacía en estos casos, fue a su habitación, esparcio el montoncillo de soledad que traía consigo y se sentó con ella. En esos momentos Sol necesitaba el cariño de una princesa, lo necesitaba doblemente y sin embargo la única princesa que lo acompañaba todas las noches, aun mas en una noche de embriagues, era su amiga la Soledad. Pero no era el tipo de princesa al que Sol quería dar su cariño, por eso, llevaba muchos años amontonando todo su cariño para poder dárselo a una princesa que deseara tenerlo.

sábado, 10 de octubre de 2009

"Mar de Amor, Mar de Soledad" cap 2

Una pluma, una de las más ligeras, yacía en el suelo. Miles de ráfagas de viento pasaban a su alrededor, pero ninguna quería levantarla, ni siquiera moverla. La pluma permanecía inmóvil, intentando gritar para que alguna de aquellas ráfagas la moviera un poco, aunque solo fuera unos centímetros, pero no lo conseguía.

A su alrededor había hojas otoñales que caían de los árboles, plumas más pesadas que ella, pequeños papeles, bolsas, y todas ellas tenían su momento de vuelo, o su volar y volar sin tocar el suelo, incluso había privilegiados que venían sumergidos en grandes ráfagas desde el infinito e iban hasta el infinito, sin encontrar ningún obstáculo en su vuelo, porque lo veían todo a vista de pájaro.

¡Y llegaban ráfagas que movían, incluso levantaban, pequeñas piedras alrededor de esta pluma! No obstante, ella seguía allí, como con paredes transparentes rodeándola, para que el aire la ignorara completamente.

Así se sentía Sol. Como si todo el mundo tuviera sus romances, pequeños o eternos, pasajeros o duraderos, pero absolutamente todos menos él. Sabía que en el fondo no era así, que había miles de personas en peor situación que él, pero su egoísmo natural, del que a pesar de todo se intentaba deshacer, hacía que se sintiese así en muchos momentos. Sobre todo cuando dejaba penetrar en su sangre sustancias que le nublaban la mente, que no le permitían desviar sus pensamientos a cosas positivas cuando estas fueran negativas. Por ese motivo evitaba salir de fiesta. Salir era igual a beber, porque era una manera de que si la noche salía entretenida, lo pasases aún mejor. Pero muy pocas veces era así, por lo que tras haber bebido unos cuantos litros de alcohol, si llegaba el aburrimiento, llegaba con él una niebla que a Sol, lo único que le permitía ver era una princesa, y otra, y otra. Las cuales nunca le llegarían hacer caso. Y por otro lado, veía a otras princesas con sus correspondientes amores. Lo que le hacía centrarse aún más en su egoísmo y sentirse más como aquella pluma que era inlevantable.

Pero a pesar de decir “no creo que salga”, alguna vez se dejaba convencer y se echaba unos pequeños polvos de esperanza para que aquella noche fuera más o menos buena. Y casi siempre que volvía a casa, volvía con la misma frustración que siempre, con ese carretillo de soledad que seguía acumulando en los rincones de su vida.

De todas formas no había que olvidarse de Luna, aún quedaba ese pequeño rayito, esa pequeña llama que no crecía, pero que por lo menos, tampoco se apagaba.

Sol le había mandado un mensaje aprovechando que Luna se iba a otro país para estudiar ese año. Así que le dijo que se lo pasara bien, y cosas de ese tipo. También le hizo un par de preguntas para ver si por lo menos ella le contestaba.

Pasaron días y días y no contestaba, así que Sol supuso que ya había llegado el fin, que reposaría para siempre en su mar de soledad

Estaba empezando a sentirse vacío de sentimientos y emociones, parecía que era un humano robotizado, con libertad para hacer esto o lo otro y no solo lo que le mandan, pero sin nada que lo mueva a hacerlo.

Sentirse solo estaba acabando con él. Seguro que cualquier otra persona ya se habría propuesto un cambio total de vida o incluso acabar con ella, porque la desesperación que a veces llegaba a sentir era sumamente profunda, intensa como la luz del mayor foco luminoso del universo directamente sobre los ojos. Sin embargo, para él, la vida era algo que acababa con la muerte, así que ¿para qué adelantar esa experiencia y perderse otras mil, si al fin y al cabo era seguro que la iba a vivir? Pero por otro lado ¿y si cambiaba totalmente de vida? No podía. Aún no tenía la suficiente independencia como para poder hacerlo.

Lo único que le quedaba, era seguir viviendo así.

viernes, 25 de septiembre de 2009

"Mar de Amor, Mar de Soledad" cap 1

Todo camino se cerraba ante sus ojos, su ilusión, su esperanza… Ambas se apagaban cada vez más y más. A medida que todo se hacías más tenue, más vacio sentía por dentro. Su única salida, para esta muerte: aquella luz; aquel pequeño punto de luz que una vez alcanzado, le haría llevar de nuevo una vida completa, con aquellos maravillosos sentimientos que hacía mucho que no sentía, pero que, sabía que los que podría sentir ahora, sería una inmensidad comparados con aquella pequeñez. Serían unos sentimientos de mayor intensidad, más maduros, puesto que a pesar de que aún era un jovenzuelo, aquellos primeros sentimientos eran de apenas un crio que se creía que nadie le podía enseñar nada acerca de la vida.

Todo aquello había pasado, ahora solo pensaba en buscar esa seriedad, esa responsabilidad, ese gran estrechamiento con otra persona, la cual hace que dos sean uno solo. Aquella persona era su luz, la ultima que le quedaba ya que, eran tantas las luces que se habían ido apagando, que sabía que o era esa última luz, o era acabar inmerso en un mar de soledad de por vida, quizás en una buena casa, llena de pequeñas riquezas y teniendo libertad para hacer diversas actividades o, quizás en la calle, sin ni siquiera tener una almohada o un cojín sobre el que poder reposar la cabeza para descansar, pero fuera como fuese solo, siempre solo.

Ya había experimentado un millar de veces lo que era llegar a casa y no tener a nadie que te pregunte que tal te ha ido el día, alguien que te de un beso, o simplemente, alguien que te diga hola. No era esa la vida que quería para un futuro, y aunque tampoco era algo que quisiese tener ya, necesitaba por lo menos tener la esperanza de que alguien pudiera ocupar ese lugar algún día.
Él sabía que la vida no era fácil, y muchas veces se repetía mentalmente esa frase a la par que sonreía para no derrumbar esa rara felicidad que intentaba no perder, viviendo en un mar completamente vacío de amor, solamente lleno de soledad. Era incapaz de encontrar a esas princesas de las que se solía enamorar, no porque no quisiese, sino porque de no usarla, había perdido totalmente esa capacidad, la capacidad de moverse por alguna doncella y decirle lo que sentía. Todos los rechazos que sufrió fueron puñaladas, puñaladas que acabaron con la magia del amor.

Así pues sabía que era aquella luz o ninguna, esa última princesa o, desistir para siempre. Era simple, o valía de algo o se acabaría todo allí, se acabaría la esperanza, el resto de sus días serían vivir por y para la soledad; la compañera que nunca le había abandonado, que pasara lo que pasara siempre estaba junto a él.

Esa última princesa se llama… bueno, llamémosla Luna. Hacía tan solo unas semana atrás que nuestro protagonista, al que a partir de ahora llamaremos Sol, había estado un momento con ella, el cual aprovechó para dejarlo caer un poco lo que sentía por ella. Puesto que tenía una agradable lunar cerca de un ojo, Sol le dijo que le gustaba y poco tiempo habló de él, pero lo único que quería era dejarle caer esa intención. La verdad que a partir de ese momento, recordó que se sentía cuando no te quieres separar de alguien pero, lamentablemente, Sol tenía que partir a otra ciudad al día siguiente.

La verdad que le resultaba todo tan extraño debido a que Luna tenía un grupo de amigas, y hacía unos años Sol se había fijado en ella por encima de cualquier chica de ese grupo, pero desde hace un par de años hasta ese día, le había resultado totalmente indiferente, por eso, que ahora fuese, no solo de nuevo la chica que tenía todos los días en mente, si no quien era su última esperanza, le resultaba extraño.

De todas formas ahora había complicaciones, puesto que Luna estaba ignorando todo esto, ella no podría hacer nada, lo que era un juego más arriesgado para Sol, puesto que ella podría echarse novio, acabando así con toda posibilidad.

Un juego en el que solo había una salida, una salida estrecha que se hacía mas pequeña debido a cosas como esos pequeños riesgos, y otras como la esperanza que iba menguando día a día.

Todo jugaba en su contra.

sábado, 21 de febrero de 2009

AMORES DE UNIVERSIDAD (CAPITULO 1)

Se pasaba muchas noches en vela. Sumergido en sus pensamientos. Mayormente todos sobre ella, Azabella. Según sabía, una chica de 23 años que cursaba el 4º curso de ingeniería técnica de topografía. Había hablado alguna que otra vez con ella, pero solo de cosas intrascendentales. Aún así, ya se había dado cuenta de que era una de las pocas personas que conocía que pensaba muy que hacer antes de tomar una decisión importante, además de ser una chica bastante diferente que el resto. Damián notaba que Azabella no era tan sencilla como las demás. Cada vez que escuchaba atentamente alguna de las conversaciones con sus amigas, se daba cuenta de que conocerla no era cosa de un solo momento. Él más o menos podía estipular las reacciones de algunas de sus compañeras de 3º que conocía tanto como a Azabella, sin embargo, le era imposible hacerlo con ella. Por eso necesitaba pedirle una cita a solas. Le daba igual donde, pero sentía la necesidad de conocerla y no podía aguantar más.

Raúl y Cristina llevaban saliendo alrededor de seis meses. Su relación comenzó gracias a Azabella. Ella y Raúl van a la misma clase y se llevan bastante bien. Un día Raúl le comento a Azabella que Cristina le parecía muy mona y Azabella que era amiga de Cristina, movió algunas cosas para que se pudieran conocer. Consiguió por el método de estos se conocen y estos también, reunir un grupo de amigas de ella y un grupo de amigos de Raúl, incluyéndole a él, para salir un día. Raúl para mostrarle el agradecimiento no dejó escapar la oportunidad. Se acercó a Cristina y comenzó a hacerla una serie de preguntas para romper el hielo.

- Hola, ¿eres Cristina verdad? – le pregunto con timidez.

-Sí – respondió ella con indiferencia.

-¿Vas a la universidad no? –seguía mientras empezaba a sonrojarse

Ella, que aún no se había dignado a mirarle pensando que era uno de los sobones que todos los sábados se acercaban a ella con el único objetivo de que esa noche no durmiera en su cama, se giró para contestarle bordemente, y le vio a él, el chico que muchas veces había perseguido disimuladamente por el campus. Pero puesto que ya estaba preparada para contestar con bordería no pudo evitarlo ya y le soltó

-¡Me parece que ya me has visto por allí! – para tratar de arreglar un poco la contestación, esbozó al final una pequeña sonrisa.

Raúl, que se había dado cuenta de por qué le contestó así, se puso aun más nervioso y lo único que consiguió decir entrecortadamente

-Bu-bueno…, sí.

Ella, que se arrepentía de su contestación quiso tranquilizarle. Así que soltó una leve y simpática carcajada, consiguiendo que a Raúl le cambiara el semblante e hiciera lo mismo.

-Perdón si te he molestado pero…

-No no – contestó ella – pensé que eras uno de esos estúpidos chicos que solo me quieren para… para… bueno, ya sabes.

-Tranquila, lo he supuesto – dijo aún con la sonrisa y acercándose unos centímetros a ella.

Ambos se quedaron unos segundos en silencio, sin saber que decir, hasta que Cristina le pregunto.

-¿Tu te llamas?

-Me llamo Raúl.

-¿Y que estas estudiando? – continuo preguntando.

-Estoy haciendo 4º de ingeniería topográfica.

Entonces, ¿vas a clase con Azabella no?

-Sí – contestó.

-¿Qué tienes más o menos u edad?

-Bueno, yo ahora mismo tengo 24. Los cumplí el mes pasado.

-Yo tengo 21 – comentó ella tras darse cuenta de que Raúl se lo quería preguntar y no se atrevía

– y he empezado este año 2º de ingeniería forestal.

-¿Y qué tal lo llevas?

-De momento bien. El año pasado, por suerte, no suspendí nada. Así que bien.

-Yo casi dejo fotogrametría. Pero conseguí aprobar en un examen final. Por cierto, ¿quieres tomar algo? Yo te invito

-Mmmmm… Bueno, vale. Si quieres – contesto ella con cara de agradecimiento

-¿Qué quieres?

-Pues un ron con cola

Raúl chistó al camarero para que les atendiese y le pidió dos de ron con cola. Tras pagar acercó una vaso a Cristina

-Gracias – dijo ella

-Calla mujer – y ambos soltaron una pequeña carcajada

Azabella que estaba observando lo que ocurría se sintió satisfecha por haberlos hecho coincidir allí.

La noche paso tremendamente rápida para Raúl y Cristina, quienes habían ido por libre a partir del segundo bar al que fueron todos. Y así fue como comenzó todos entre ellos.

Últimamente entre ellos no iban demasiado bien las cosas. El abuelo de Cristina había caído enfermo y sus padres habían conseguido encontrar trabajo en Ciudad Rodrigo, cerca del pueblo en el que vivía el abuelo. Cristina a pesar de que le habían dicho los padres que se quedase allí, quería irse con ellos. Sus padres siempre la habían hecho todas las cosas y ahora era incapaz de quedarse sola cuidando de la casa. Raúl le pidió de mil formas e incluso llego a suplicarle que se quedase. También le dijo que una relación a distancia sería muy complicado. Aún así, venció el egoísmo de Cristina y su decisión final fue irse al pueblo con sus padres.