sábado, 21 de febrero de 2009

AMORES DE UNIVERSIDAD (CAPITULO 1)

Se pasaba muchas noches en vela. Sumergido en sus pensamientos. Mayormente todos sobre ella, Azabella. Según sabía, una chica de 23 años que cursaba el 4º curso de ingeniería técnica de topografía. Había hablado alguna que otra vez con ella, pero solo de cosas intrascendentales. Aún así, ya se había dado cuenta de que era una de las pocas personas que conocía que pensaba muy que hacer antes de tomar una decisión importante, además de ser una chica bastante diferente que el resto. Damián notaba que Azabella no era tan sencilla como las demás. Cada vez que escuchaba atentamente alguna de las conversaciones con sus amigas, se daba cuenta de que conocerla no era cosa de un solo momento. Él más o menos podía estipular las reacciones de algunas de sus compañeras de 3º que conocía tanto como a Azabella, sin embargo, le era imposible hacerlo con ella. Por eso necesitaba pedirle una cita a solas. Le daba igual donde, pero sentía la necesidad de conocerla y no podía aguantar más.

Raúl y Cristina llevaban saliendo alrededor de seis meses. Su relación comenzó gracias a Azabella. Ella y Raúl van a la misma clase y se llevan bastante bien. Un día Raúl le comento a Azabella que Cristina le parecía muy mona y Azabella que era amiga de Cristina, movió algunas cosas para que se pudieran conocer. Consiguió por el método de estos se conocen y estos también, reunir un grupo de amigas de ella y un grupo de amigos de Raúl, incluyéndole a él, para salir un día. Raúl para mostrarle el agradecimiento no dejó escapar la oportunidad. Se acercó a Cristina y comenzó a hacerla una serie de preguntas para romper el hielo.

- Hola, ¿eres Cristina verdad? – le pregunto con timidez.

-Sí – respondió ella con indiferencia.

-¿Vas a la universidad no? –seguía mientras empezaba a sonrojarse

Ella, que aún no se había dignado a mirarle pensando que era uno de los sobones que todos los sábados se acercaban a ella con el único objetivo de que esa noche no durmiera en su cama, se giró para contestarle bordemente, y le vio a él, el chico que muchas veces había perseguido disimuladamente por el campus. Pero puesto que ya estaba preparada para contestar con bordería no pudo evitarlo ya y le soltó

-¡Me parece que ya me has visto por allí! – para tratar de arreglar un poco la contestación, esbozó al final una pequeña sonrisa.

Raúl, que se había dado cuenta de por qué le contestó así, se puso aun más nervioso y lo único que consiguió decir entrecortadamente

-Bu-bueno…, sí.

Ella, que se arrepentía de su contestación quiso tranquilizarle. Así que soltó una leve y simpática carcajada, consiguiendo que a Raúl le cambiara el semblante e hiciera lo mismo.

-Perdón si te he molestado pero…

-No no – contestó ella – pensé que eras uno de esos estúpidos chicos que solo me quieren para… para… bueno, ya sabes.

-Tranquila, lo he supuesto – dijo aún con la sonrisa y acercándose unos centímetros a ella.

Ambos se quedaron unos segundos en silencio, sin saber que decir, hasta que Cristina le pregunto.

-¿Tu te llamas?

-Me llamo Raúl.

-¿Y que estas estudiando? – continuo preguntando.

-Estoy haciendo 4º de ingeniería topográfica.

Entonces, ¿vas a clase con Azabella no?

-Sí – contestó.

-¿Qué tienes más o menos u edad?

-Bueno, yo ahora mismo tengo 24. Los cumplí el mes pasado.

-Yo tengo 21 – comentó ella tras darse cuenta de que Raúl se lo quería preguntar y no se atrevía

– y he empezado este año 2º de ingeniería forestal.

-¿Y qué tal lo llevas?

-De momento bien. El año pasado, por suerte, no suspendí nada. Así que bien.

-Yo casi dejo fotogrametría. Pero conseguí aprobar en un examen final. Por cierto, ¿quieres tomar algo? Yo te invito

-Mmmmm… Bueno, vale. Si quieres – contesto ella con cara de agradecimiento

-¿Qué quieres?

-Pues un ron con cola

Raúl chistó al camarero para que les atendiese y le pidió dos de ron con cola. Tras pagar acercó una vaso a Cristina

-Gracias – dijo ella

-Calla mujer – y ambos soltaron una pequeña carcajada

Azabella que estaba observando lo que ocurría se sintió satisfecha por haberlos hecho coincidir allí.

La noche paso tremendamente rápida para Raúl y Cristina, quienes habían ido por libre a partir del segundo bar al que fueron todos. Y así fue como comenzó todos entre ellos.

Últimamente entre ellos no iban demasiado bien las cosas. El abuelo de Cristina había caído enfermo y sus padres habían conseguido encontrar trabajo en Ciudad Rodrigo, cerca del pueblo en el que vivía el abuelo. Cristina a pesar de que le habían dicho los padres que se quedase allí, quería irse con ellos. Sus padres siempre la habían hecho todas las cosas y ahora era incapaz de quedarse sola cuidando de la casa. Raúl le pidió de mil formas e incluso llego a suplicarle que se quedase. También le dijo que una relación a distancia sería muy complicado. Aún así, venció el egoísmo de Cristina y su decisión final fue irse al pueblo con sus padres.

2 comentarios:

Andrea González dijo...

Mmmmm...cómo continuará? Avísameee. besitos.

Anónimo dijo...

Aguita... Me gusta pelayo :) Ya me pasaré para leer y no tardes mucho queridito ¬¬
Un besazo